Trasnochaste mis sueños enredando tus miradas ocres bajo la almohada.
Me acostumbraste a desempolvar las grietas del alma con tu lluvia azul, estremecida de viento, revestida de tu cuerpo, fluyendo entre besos y bailando el deseo entre tus dedos.
No hubo amaneceres, solo lunas cantando tu luz, iluminando el vaivén de las olas en nuestra piel.
Me atrapaste en una estrella y ahora titilo abrazada a la senda que dejaste olvidada en la clara noche del amor.
Me acostumbraste a desempolvar las grietas del alma con tu lluvia azul, estremecida de viento, revestida de tu cuerpo, fluyendo entre besos y bailando el deseo entre tus dedos.
No hubo amaneceres, solo lunas cantando tu luz, iluminando el vaivén de las olas en nuestra piel.
Me atrapaste en una estrella y ahora titilo abrazada a la senda que dejaste olvidada en la clara noche del amor.