De ti soy, de mi eres en un lazo sagrado para ser uno cuando escalamos al cielo sin pensar en el abismo, traicionando la distancia para dejarla en el olvido y mis caderas cual péndulo bambolean equilibrándose al borde del delirio. Porque siempre habrá deseos queriendo ser el sonido vivo de tus labios pero sólo los míos provocan la exaltación del fuego que enardece en tu garganta. De ti soy, de mi eres.
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