09 enero 2014
Tú.
Trasnochaste mis sueños enredando tus miradas ocres bajo la almohada. Me acostumbraste a desempolvar las grietas del alma con tu lluvia azul, estremecida de viento, revestida de tu cuerpo, fluyendo entre besos y bailando el deseo entre tus dedos de blanca seda. No hubo amaneceres, solo lunas cantando tu luz, iluminando el vaivén de las olas en nuestra piel. Me atrapaste en una estrella y ahora titilo abrazada a la senda que dejaste olvidada en la clara noche del amor.
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