Chopin.

27 enero 2014

Aquel lugar que sólo nosotros conocemos con aroma a madera, de naturaleza fértil y vívida, con aves que cantan como la resonancia interna de tu risa que encoje las angustias hasta reducirlas. Aquel lugar que sólo nosotros conocemos donde en el río cercano se sumergen las fantasías cristalinas y las palabras toman formas que se diluyen líquidas entre el espesor de las aguas que se beben. Aquel lugar que sólo nosotros conocemos en donde se respira la pasión desmedida que incita al vibrar de tu cuerpo agitado sin sosiego, descontrolado por el vaivén inquieto entre los besos. Aquel lugar que sólo nosotros conocemos paraíso entre pieles que se rozan febriles, que saben a pecado indecible y jamás confesado desde la locura ardiente que brota ansiosa. Aquel lugar que sólo nosotros conocemos paisaje creado de sensaciones que calman, liberan y someten donde tu sentir entregado vuela en caricias que te elevan y te llevan a perderte en un sin fin de espasmos al amar. Aquel lugar que sólo nosotros conocemos donde el placer enmudece los labios y al desearlo se vuelve cierto y toda intención que se expresa termina siendo verdadera sin importar la ajena y distante realidad.

Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...