30 enero 2014
Ese eco que se desvanece al tocarme,
es tu voz que aun resuena distante,
son las noches, su inmensidad que cala,
es la frialdad de mis solas madrugadas,
es la prisa, los rostros, la gente,
es la vida que no se detiene.
Es tu nombre escrito en el viento,
las antiguas caricias, el mar de recuerdos.
es mi angustia, mi miedo,
aunque mi boca aun sabe a ti,
son de otra ahora tus besos.
Es la calma después de la tormenta,
es mi alma que vive en tinieblas.
son las sombras anidando en las sabanas,
taciturnas mis horas paganas.
Es la ausencia, la felicidad perdida,
la nostalgia de ti, mi cruel enemiga,
es el llanto que mi espíritu no calma,
sin ti no distingo, entre todo y nada.
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