Chopin.

24 noviembre 2014



     
Te cuelas sigiloso por mi ventana, sin pedirme permiso me invades, buscando deseoso mi piel sedosa.

Sediento bebes mis aguas peligrosas, sorbiendo con tus labios cada centímetro de mis ganas.

Inundas mi cuerpo de tu placer, extasias mis palpitaciones, tronando como un resplandor de luz.

Bebes mi pecho entre besos, emborrachándote del vino de mi delirio, tomando el fruto prohibido de mi carne.

Te apoderas de mi cuerpo, absorviendo mi desbordada lujuria y a
pasionadamente rendida, sin condiciones,  me entrego a tu viento.
María

  Hoy quiero hablarles de alguien especial, alguien cuyo corazón lucha contra las sombras diarias. Esta persona, que tal vez pasa desapercib...