Chopin.

09 noviembre 2014

Poema 5

                                                           

Para que tú me oigas mis palabras se adelgazan a veces como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio para tus manos suaves como las uvas. 
Y las miro lejanas mis palabras. Más que mías son tuyas. 
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras. 
Ellas trepan así por las paredes húmedas. 
Eres tú la culpable de este juego sangriento. 
Ellas están huyendo de mi guarida oscura. 
Todo lo llenas tú, todo lo llenas. 
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas, y están acostumbradas más que tú a mi tristeza. 
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte para que tú las oigas como quiero que me oigas. 
El viento de la angustia aún las suele arrastrar. 
Huracanes de sueños aún a veces las tumban 
Escuchas otras voces en mi voz dolorida. 
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
 Ámame, compañera. No me abandones.  Sígueme. Sígueme, compañera, en esa ola de angustia. 
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras. 
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas. 
Voy haciendo de todas un collar infinito para tus blancas manos, suaves como las uvas.

  Hoy quiero hablarles de alguien especial, alguien cuyo corazón lucha contra las sombras diarias. Esta persona, que tal vez pasa desapercib...