Chopin.

07 abril 2014

Tengo cerca de 59 años. He conocido de la felicidad extrema y de la pena horrible y cruel. He despotricado en contra de Dios y, sola, con temor, lo he invocado en rezos. He reído a más no poder y he llorado hasta secarme. He abrazado la vida con garras y uñas y he pensado en la muerte como la última salvación. He odiado a mis padres y los he aprendido a amar con una fuerza tan inmensa, que me desdobla y turba su inevitable ausencia. He pisado barro y conocido la miseria y he vivido en cuna de oro donde la indolencia gobierna. He gritado de alegría con toda mi alma hasta quedar sin voz y he llorado derrotas como una tragedia. He amado y me han amado. He leído demasiado y me iré como una ignorante. He escrito poesía y he estado en blanco. Tengo cerca de 59 años y las canas anidan mis cabellos. Envejezco cada día y vuelvo a la infancia en sueños recurrentes. He viajado y he estado estática. He conocido gente maravillosa y de la peor calaña. Aún  (espero) me queda vida. Sé que nací y moriré. Y, quizá, lo más importante, tengo la certeza que lo que está en ese paréntesis, es mío. Sólo es mío...

  Hoy quiero hablarles de alguien especial, alguien cuyo corazón lucha contra las sombras diarias. Esta persona, que tal vez pasa desapercib...