Quién pudiera tenerme envuelta en dulzor para ser de mi noche el constante desvelo?.
Y acariciar los sueños sin importar el momento y caminar descalzos sobre el deseo ardiendo mezclando sabores que juntos sean más que sólo un beso, atrapando así las horas para coincidir en el encuentro. Porque si trepáramos con locura hasta lo más alto, lo haríamos para sentir el vértigo de precipitarnos en caída libre hacia pasiones prohibidas y hacerlas ciertas traspasando lo verdadero.