Chopin.

16 noviembre 2018







Carlitos, vas a recorrer los espacios y visitar los mundos con toda libertad en una vida etérea, imperecedera e inaccesible a los sufrimientos, has emprendido el vuelo sin escalas, a un país que ha proscrito los dolores, tu rol acá ha terminado y ahora debes incorporarte a la vida de eterna felicidad.
Quizá no encontremos la salida en mucho tiempo, quizá no superemos la ausencia en muchos meses… Pero hay algo que ni siquiera la muerte rompe: el AMOR, y aunque ya no podamos verte, ni escuchar tu voz, ni mirarte a los ojos, ni abrazarte físicamente, siempre podremos cerrar nuestros ojos para recordarte, para decirte desde nuestro corazón que te extrañaremos.
Y desde ahí, es donde nacerán los verdaderos consuelos: desde la eternidad de un sentimiento y no desde lo efímero de una vida mortal.

Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...