Chopin.

21 noviembre 2018

Encontré en ti un alma rota, estabas vacío y sin ganas de continuar, se habían ido tus ganas de amar y solo eras la carcasa desechable en la que esa te habia convertido.

Era frustrante seguir tus pasos y ver como te tambaleas y gritas, heridas que quedaron abiertas y en carne viva, era frustrante saber que todo esfuerzos por arreglarte parecían en vano porque en tu soledad resurgian las pesadillas de tu pasado y de nuevo quedabas en fragmentos cada vez mas pequeños.

Te perdiste por no perderla a ella, pero a esa  no le importó que te perdieras, no sabe lo terrible que es resurgir del polvo una obra de arte y hacerla brillar nuevamente.

Mientras se desgarra mi alma cuando lloras sus recuerdos intento dibujar sonrisas efímeras en un rostro que parece perdido en el tiempo, a veces desfallecer parece la opción mas pronta y parezco rendirme tras cada intento de ver en ti felicidad cuando sólo sufres y buscas de mi consuelo, hacemos el amor despacio por miedo a traer aquél momento donde fuiste lastimado y...  yo no estaba para impedirlo.

Y cuando quedas dormido en mi pecho y abrazas mi cintura, puedo sentir la paz en tu interior, hasta que de nuevo tus malditas pesadillas te hacen susurrar su nombre, como quisiera arrancarte de un tirón a esa que te lastimó, como quisiera poder hacer que vuelvas a amar sin miedo, como quisiera ser yo tu único recuerdo.

Pero aunque me cueste  y sienta que el tiempo va en mi contra, lo intentaré, tomaré dia a día tus pedazos y te construire caminos nuevos.




16 noviembre 2018







Carlitos, vas a recorrer los espacios y visitar los mundos con toda libertad en una vida etérea, imperecedera e inaccesible a los sufrimientos, has emprendido el vuelo sin escalas, a un país que ha proscrito los dolores, tu rol acá ha terminado y ahora debes incorporarte a la vida de eterna felicidad.
Quizá no encontremos la salida en mucho tiempo, quizá no superemos la ausencia en muchos meses… Pero hay algo que ni siquiera la muerte rompe: el AMOR, y aunque ya no podamos verte, ni escuchar tu voz, ni mirarte a los ojos, ni abrazarte físicamente, siempre podremos cerrar nuestros ojos para recordarte, para decirte desde nuestro corazón que te extrañaremos.
Y desde ahí, es donde nacerán los verdaderos consuelos: desde la eternidad de un sentimiento y no desde lo efímero de una vida mortal.

08 noviembre 2018

Perdámonos en caminos sin destinos, en amores sin finales.
Regálame tus caricias más ardientes y tus gestos más frecuentes.
Yo te daré la melodía de mis sentidos y mis sonrisas más cautivas.

Perdámonos en el desierto de un olvido y en la cumbre de un te amo.
Regálame tu vigor todas las noches y tu aliento en las mañanas.
Yo te daré el color de mis pupilas y la humedad de mi entre pierna.

Perdámonos en las letras de un poema y en el son de una canción.
Regálame de tu cuerpo los lunares y el aroma de tu pelo.
Yo te daré de mis labios la dulzura y de mi cuerpo las posturas.

Perdámonos... no es tan difícil lo aseguro, y si es por verte me apresuro a vencer esta distancia que separa nuestros cuerpos y aumenta el deseo de que seas solo mío y de  ser siempre tuya.

Sigmund Freud dice:


“La muerte es algo natural, incontrastable e inevitable. Hemos manifestado permanentemente la 

inequívoca tendencia a hacer a un lado la muerte, a eliminarla de la vida. Hemos intentado matarla 

con el silencio. En el fondo nadie cree en su propia muerte. En el inconciente cada uno de nosotros 

está convencido de su inmortalidad. Y cuando muere alguien querido, próximo, sepultamos con él 

nuestras esperanzas, nuestras demandas, nuestros goces. No nos dejamos consolar y hasta donde 

podemos nos negamos a sustituir al que perdimos”

  Hoy quiero hablarles de alguien especial, alguien cuyo corazón lucha contra las sombras diarias. Esta persona, que tal vez pasa desapercib...