Por cada sonrisa que ofrecemos a los que tenemos al lado, garantizamos que el día puede empezar mejor de lo que habíamos pensado, pues si somos capaces a pesar de la adversidad de ofrecerla, es porque tenemos lo suficiente para enfrentarla.
Por cada solución que aportemos a nuestro alrededor haremos que nuestro corazón evolucione y crezca porque no nos paramos a llorar por las esquinas, si no que estamos encontrando las oportunidades y valorando todos los momentos del día que a veces se hacen duros pero también nos ayudan a reaccionar y a confiar en nosotros mismos, que no es poco, para poder así solucionar aquello que causa dolor y nos hace dudar.
Por cada vez que caemos y somos capaces de levantarnos y aun sangrando el corazón podemos mirar más arriba del horizonte, haremos que todo sea diferente, porque nuestra fuerza y nuestro ser, que es especial, se mostrará ante todos, sabremos reconocer nuestros errores y actuar de tal modo que sembraremos posibilidades de construir todo lo que nuestra conciencia crea para hacer posible lo imposible.
Por cada vez que tengamos que tomar un rumbo, siempre miremos un poco hacia atrás, pero sólo para saber lo que somos y hemos sido, pero más allá de lo que se ve, está lo que en nuestro interior ha ido creciendo, para saber que a través del amor, la tolerancia y el respeto se puede llegar más lejos que destruyendo y no confiando.
Si miramos la historia no solo busquemos lo malo, busquemos la enseñanza de todo aquello que no funcionó para no cometer los mismos errores, porque el camino se endurece cuando lo malo se repite y eso es porque no se ha aprendido nada y seguimos viviendo en el mundo de la oscuridad y las tinieblas.
Si analizamos todo lo que nos ha acontecido en nuestra vida nos daremos cuenta que hemos tenido momentos buenos, menos buenos y definitivamente malos, pero en todos hemos dado nuestro ser, nos hemos confundido, llorado, reído y así hemos llegado a ser lo que somos, y nos hemos hecho un ser más social, porque sabemos que no estamos solos, que hay personas suficientes que están y así no nos hace falta mirar nuestro ombligo para salir adelante, si no que buscamos eso común que hace que las almas se serenen y quieran ir juntas en el camino, no para destrozar si no para crecer juntos y evolucionar y en el fondo para ser mejores personas de lo que se ha sido.
Si ya creemos saber todo, o nos creemos un dios en lo que estamos haciendo, perderemos mucho en el camino porque la vida es un continuo vaivén que cambia y todo se vuelve de forma distinta a la que creemos, sentirnos dios es cerrar puertas a aprender a ser y a estar, pues las mayores equivocaciones son de aquellos que al creérselo se vuelven inhumanos y hacen sentir mal o dañan a quienes les rodean.
Si la vida tiene algo de bueno y bello es que siempre nos da a elegir nuestra opción, nuestro rumbo, nuestra historia, nos ayuda a darnos cuenta que a veces los caminos están basados en errores y dolor , pero de ellos ganamos que empezamos a vivir de verdad, porque nos damos cuenta de lo que es importante y dejamos atrás todo lo que es una tontería, apartamos todo lo que obstruye, como el odio , la envida y la impotencia y con ello la violencia de aquellos que ante no saber superarse intentan degradar a la persona que tiene al lado convirtiéndose en simple gente que no deja más huella que la del viento convertido en huracán a veces.
Si sabemos amar, amemos, si sabemos ayudar, ayudemos, si sabemos contemplar nuestro ser contemplémoslo, pero hagamos lo que hagamos siempre que sea por todo lo bello que nos rodea, nunca para llevarnos méritos ni para que nos elogien, porque entonces perderemos todo nuestro ser.