Se rompen las horas, segmentadas en minutos, mis noches son solo sueños, y me siento feliz a pesar del llanto.
Beso la almohada, donde durmió tu risa, bajo cortinas, apago locuras que tus labios dejaron encendidas.
La tiranía de mi piel se hace belleza y me siento sirena, cuando tus ojos me desnudan sin piedad.
Te sabes dueño de mi boca, que te busca, te besa… y que se hizo adicta al sabor de tus besos.