Chopin.

11 julio 2013

Cuando se van

Hay que aceptarlos con esa condición, hay que criarlos con esa idea, hay que asumir esa realidad. No es que se vayan... es que la vida se los lleva. Ya no somos su centro. Ya no somos propietarios, somos consejeros. No dirigimos, aceptamos. No mandamos, acompañamos. No proyectamos, respetamos. Ya necesitan otro amor, otro nido y otras perspectivas. Ya les crecieron alas y quieren volar. Ya les crecieron las raíces y maduraron por dentro. Ya les pasó las borrascas de la adolescencia y tomaron el timón. Ya miraron de frente la vida y sintieron el llamado, para vivirla por su cuenta. Ya saben que son capaces de las mayores aventuras, y de la más completa realización. Ya buscarán un amor, que los respete, que quiera compartir sin temores ni angustias las altas y las bajas en el camino que les endulce el recorrido y los ayude en el fin que quieren conseguir. Y si esa primera experiencia fue equivocada, tendrán la sabiduría y las fuerzas para soltarlas, así, otro amor les llegará para compartir sus vidas en armonía. Ya no les caben las raíces en nuestra maceta, ni les basta nuestro abono para nutrirse, ni el agua para saciarse, ni nuestra protección para vivir. Quieren crecer en otra dimensión, desarrollar su personalidad, enfrentar el viento de la vida, a la sombra del amor y al rendimiento de sus facultades. Tienen un camino y quieren explorarlo, lo importante es que sepan desandarlo, tienen alas y quieren abrirlas. Lo importante es el corazón sensible, la libertad asumida y la pasión a flor de piel. Que la rienda sea con responsabilidad, y la formación, llena de luz. Nosotros quedamos adentro. En el cimiento de su edificio, en la raíz de su árbol, en la corteza de su estructura, en lo profundo de su corazón. Quedamos atrás. En la estela luminosa que deja el barco al partir. En el beso que les mandamos. En el pañuelo que los despide. En la oración que los sigue. ¡En la lágrima que los acompaña! Pero siempre en su interior aunque cambien de lugar.

  Hoy quiero hablarles de alguien especial, alguien cuyo corazón lucha contra las sombras diarias. Esta persona, que tal vez pasa desapercib...