Así: me duele respirar, duele la vida, duele la soledad, duele el silencio... duele todo.
Lágrimas que bajan de prisa por mi rostro, huyendo de la felicidad.
Sentimientos de culpa, de desesperación y arrepentimiento me invaden cual río a rebasado su caudal.
Cerrar los ojos y sentir que desaparezco ya no es suficiente.
Me vencí a mi misma sin haber intentado librar la batalla que llevo por dentro.
Pesan los errores, pesan las decisiones, me pesa el dolor.
Aún respiro, aun vago por inercia en el mundo.
Trato de ser felíz y de sonreir... pero duele.
¿Dolerá también la muerte como ahora duele la vida?