Siempre se necesita de alguien que nos mire a los ojos cuando hablamos, que escuche nuestras tristezas y desiertos con paciencia y aún cuando no comprenda, respete nuestros sentimientos, de alguien que luche a nuestro lado sin ser llamado, de alguien lo suficientemente amig@ como para decirnos las verdades que no queremos oír, aún sabiendo que podemos irritarnos. Por eso, en este mundo de indiferentes, necesitamos de alguien que crea en esa cosa misteriosa, desacreditada y casi imposible: ¡LA AMISTAD !.
Que se obstine en ser leal, simple y justo. Que no se vaya, si algún día perdemos nuestro oro y no podamos ser más la sensación de la fiesta. Necesitamos de un amig@, que reciba con gratitud nuestro auxilio, la mano extendida, aún cuándo eso sea muy poco para sus necesidades. En ésta búsqueda, empeñemos la propia alma, pues con una amistad verdadera la vida se torna más simple, más rica y más bella.