Chopin.

23 junio 2016





Recuerdo todavía mis miedos antes de mi propio casamiento, de las preguntas acerca de la convivencia, del desgaste, de los problemas, de los hijos y del peso de esas palabras que hay que tomar como sagradas:
"Que el hombre no separe lo que Dios a unido".
Hoy cuando en el mundo quedan pocas cosas que realmente se hacen por amor, el que se apueste por el matrimonio es como decir: " yo me juego por esto, intangible, glorioso, sacrificado, lleno de
alegrías, para toda la vida" y eso no se puede hacer si no es con la conciencia plena de que hay que ponerlo TODO.
Alegra saber que juntos se decide a negarse cada uno para ser "nosotros" y empezar una vida rodeada de problemas que solo tienen sentido y son superados cuando está cerca el amor mutuo.
Tantas y tantas consideraciones sobre el amor, tanta inquietud del corazón. Y ahora con las manos unidas, con esas miradas juntas, y esas lágrimas puestas en común.
Por fin, ya está, casados, nuestras almas bailan una danza que participa de la divina gloria; no dejemos de bailar así durante toda la vida juntos, pendientes uno del otro, amantes ante Dios y ante los hombres.
Tu felicidad, mi felicidad: el gozo de abrazarse, de besarse los ojos y los sueños y hasta el más mínimo pensamiento.
Al momento del matrimonio se viven momentos de ensueño. Que nadie nos los toque, ni estorbe nuestra alegría. Debemos guardarlos bien dentro, en esa intimidad donde está lo que más queremos, donde se ponen a buen resguardo los detalles y las caricias. Juntos, en esa unidad de cuerpos y en esa efusión de almas.
¿Sabemos o nos damos cuenta de lo que significa el sí?
Es la entrega, el servicio, la ternura, el perdón siempre, la confianza, la aurora, la sinceridad más desnuda, la sonrisa, la mansedumbre, los regalos, la sorpresa constante de las mañanas, el llorar y el reír juntos, (por lo que hay que luchar día a día).
De corazón espero que la vida venga llena de problemas para superar juntos; (suena raro ah?, pero;) es el deseo de alguien que reconoce que en las pruebas está la vida misma, es en la adversidad donde la confianza en el otro manda y esa confianza hace cada vez más grande al matrimonio y por tanto a la familia.
¡Qué prodigio el del amor y cuanta su fuerza!

  Hoy quiero hablarles de alguien especial, alguien cuyo corazón lucha contra las sombras diarias. Esta persona, que tal vez pasa desapercib...