A quién se le ocurrió inventar la distancia, poner a prueba el amor.
Hacerlo eterno de esa manera, hacerlo maravilloso sin un roce.
A quién se le ocurrió cruzar nuestros destinos y separar nuestros cuerpos, prohibirnos este amor y condenarnos a la soledad.
A quién se le ocurrió darnos una esperanza tan grande cuando aún nos falta valentía, hacerlo a él tan diferente y a mi tan común.
A quién se le ocurrió eternizar este amor en la lejanía, volverlo inspiración para alguien más.
A quién se le ocurrió que yo debería llorarlo y él debería pensarme cada noche sin consuelo, a quien se le ocurrió sacrificar dos almas de esta manera.