Chopin.

12 octubre 2018

Fue una noche donde a la ventana empolvada por el sosegado y melódico viento, entró una resplandeciente estrella y reflejándose en mis agotados ojos sin decir palabras te dijo que te ensueño.

De nuestro lado se encontraron, la hora, el lugar, la noche y el silencio, donde nuestras eternas almas con sólo un suspiro se unieron en el estrecho y apacible lecho.

Fue una noche silenciosa mágica y llena de misterios, donde sólo se escuchaba a lo lejos, el susurro del envejecido y frígido viento.

Donde las cansadas manecillas del viejo y rechinante reloj seguían su paso sin importarles el esperado y alborozo momento, pero eso no detuvo al imprescindible destino para que a nuestros corazones acoplara y bastó tan poco tiempo.

Que noche aquella en la cual se escuchó hasta un eco del involucrado y melancólico silencio, es una noche inolvidable donde estarán de testigos de lo que aconteció, nuestros latentes corazones y el precipitado e imparable tiempo!

Los de arriba del muro

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