Chopin.

02 noviembre 2017

Este sueño



Una visión embriagadora iluminó mi noche.
En la realidad  del sueño ligero vi tus ojos  deseando mi cuerpo.
Dos manos suaves pero fuertes recorrieron mis entrañas, mientras una lengua divina serpenteaba entre mis piernas.
Yo, estremecida en una ola consecutiva de orgasmos, me desvanezco mientras una música retumba en mi ser.
Tú, puro deseo, de sangre palpitante, de infinita paciencia, la paciencia del amante, el silencio nuestro cómplice, pero libre de culpas.
Yo, toda hembra deseada, puro instinto, desconcertada, apasionada, nueva, febril, resucitada.
Tú, vuelto para mí en el redentor supremo, regalando la liberación de cadenas  que por años me hicieron habitar entre las sombras.
Bendito sueño que me devuelve los gozos de la vida.

Los de arriba del muro

Sin lugar a dudas, “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, es una obra literaria que debe ser releída una y otra vez a lo largo de nuest...