En el mismo cielo en que te encuentras, amiga, pregúntale a Dios:
¿Por qué las primeras lágrimas son tan amargas y las últimas suelen endulzar el recuerdo de lo perdido?...
Pregúntale también: ¿Por qué para los muertos, tiene tanto sentido la vida y para los vivos aun sintiendo temor, la muerte tiene alivio o mas sentido?...
¿Dónde deposita el amor de los que sufren?...
¿Qué hacer con los viudos y con los huérfanos sin culpa?...
¿Para quién reserva el calor de los brazos de padres y madres que para siempre contendrán sus abrazos?...
Pregúntale a Dios sobre la divinidad invisible y sobre la debilidad física, que por el hecho de serlo, le resulta casi imposible verse dentro de si misma,
y por último, amiga... pregúntale a Dios:
¿Por qué el “ahora” ya sin ti, ha de significar un “para siempre”?...
En el cielo en donde te encuentres, amiga mía hasta siempre...