Vuelve aunque sea en pasajeros sueños
porta en tus alforjas pinceles y acuarelas.
Pinta el cielo de infinitos azules intensos,
con el llanto de mis tristes pensamientos, vuelve a mis espejos de cantaros turquesas.
Rotos por el destino de amores inciertos.
Aunque los ecos de las voces, me arañen,
y el murmullo de los hombres nos condenen.
Vuelve como nube apresurada en los sueños,
de las estrellas caídas en mis cielos nocturnos.
Desafía la belleza de la media luna enamorada.
Corre de prisa entre los bosque de tréboles, de duendes desnudos, asustados, huidizos y hazlos trepar los fríos muros, de mi alta prisión de marfil. Trepa amor de prisa, que tus uñas sean garras, clávalas señor, en las grises piedras del miedo. Pintando sobre mí piel paisajes de ensueños.
Desafía la belleza de la media luna enamorada.
Corre de prisa entre los bosque de tréboles, de duendes desnudos, asustados, huidizos y hazlos trepar los fríos muros, de mi alta prisión de marfil. Trepa amor de prisa, que tus uñas sean garras, clávalas señor, en las grises piedras del miedo. Pintando sobre mí piel paisajes de ensueños.
Sé mi sosiego, amoroso y devuélveme la calma, yo seré tu lienzo lavado en arenas blancas.
Dibújame sonrisas, bórrame todas las agonías, se nuevamente mi rey de mármol en el prado.
Pinta de mil fantasías los muros de tu morada ondula tu pincel y enciéndeme los rubíes rojos.
Dibújame sonrisas, bórrame todas las agonías, se nuevamente mi rey de mármol en el prado.
Pinta de mil fantasías los muros de tu morada ondula tu pincel y enciéndeme los rubíes rojos.
Con el fuego más intenso, borra las sombras, limpia del bosquejo todas las penas de mi cielo.
Mi alma tiene frío, caliéntala en tus tibias manos.
Extraño tus pinturas tan intensas recorriéndome
con tu pincel manchando el tenue blanco de la piel.
Cúrame las llagas, lava de mi amor las angustias
de tantas noches de heladas ausencias.
Dibuja mi flor muy suavemente, detente en cada pétalo sin prisa recórreme toda con tus brochas.
Dibuja mi flor muy suavemente, detente en cada pétalo sin prisa recórreme toda con tus brochas.
Muy despacio saboréame los valles y las montañas, dibuja sobre mi vientre una playa de dientes
y panales de dulce, jalea dorada y espesa miel.
Tu mano reconoce tu oficio, hazme dibujos de oro, aduéñate con tu obra de todos mis locos deseos, de todas mis lascivas miradas.
Tu mano reconoce tu oficio, hazme dibujos de oro, aduéñate con tu obra de todos mis locos deseos, de todas mis lascivas miradas.