¡Qué sé yo! faltan palabras, falta candor, falta poesía cuando la sangre llora y llora!
¡Pudiera ser tan feliz esta noche!.
Si sólo me fuera dado palpar las sombras, oír pasos, decir "buenas noches" a cualquiera que pasease a su perro, miraría la luna, dijera su extraña lactescencia tropezaría con piedras al azar, como se hace.
Pero hay algo que rompe la piel, una ciega furia que corre por mis venas.
¡Quiero salir! cancerbero del alma.
¡Deja, déjame traspasar tu sonrisa! ¡pudiera ser tan feliz esta noche!
¡Pudiera ser tan feliz esta noche!.
Si sólo me fuera dado palpar las sombras, oír pasos, decir "buenas noches" a cualquiera que pasease a su perro, miraría la luna, dijera su extraña lactescencia tropezaría con piedras al azar, como se hace.
Pero hay algo que rompe la piel, una ciega furia que corre por mis venas.
¡Quiero salir! cancerbero del alma.
¡Deja, déjame traspasar tu sonrisa! ¡pudiera ser tan feliz esta noche!
Aún quedan ensueños rezagados.
¡y tantos libros! ¡tantas luces !
¡y mis pocos años! ¿Por qué no?.
La muerte está lejana. No me mira.
¡Tanta vida, Señor! ¿Para qué tanta vida?
¡Tanta vida, Señor! ¿Para qué tanta vida?
De "La última inocencia" 1956
Alejandra Pizarnik